Abandonando al Cristo dogmático – Recuperando al Mesías Jesús: segundo domingo del tiempo de la Renovación
2º Domingo del Tiempo de la Renovación
Mt 17,1-9 (cf Mc 9,2-13; Lc 9,28-36; 2Pe 1,16-18)
Abandonando
al Cristo dogmático – Recuperando al Mesías Jesús
1. El texto en su contexto:
Seis días después que
Jesús realizara el primer anuncio de su muerte (Mt 16,21-28) sucede este
acontecimiento que combina una cristofanía (17,2-3) y una teofanía (17,5).
El relato de la Transfiguración
es la anticipación de la Resurrección y sin lugar a dudas fue escrito a la luz
de la Pascua. Mt 17,1-9 y sus paralelos debe ser leído en referencia al texto
de Ex 24,1-18: la confirmación de la Alianza a la que Israel había sido
invitado (Ex 19,3-6). Varias son las coincidencias entre el relato de la
confirmación de la Alianza de Éxodo y la Transfiguración de los sinópticos:
Ø Moisés
sube al monte (Ex 24,9) Jesús sube al monte (17,1).
Ø Moisés
va acompañado por Aarón, Nadab y Abihú (Ex 24,1) Jesús lo hace acompañado por
Pedro, Santiago y Juan (Mt 17,1).
Ø Moisés
está seis días en el monte (Ex 24,16) Jesús seis días después del anuncio de su
muerte va con los tres discípulos al monte (Mt 17,1).
Ø A
Moisés lo cubre la nube (Ex 24,15) y en el episodio de la Transfiguración son
cubiertos por una nube (Mt 17,5).
Ø El
pueblo se compromete a obedecer lo que han oído sobre Dios de parte de Moisés
(Ex 24,3), a los tres apóstoles se les ordena escuchar a Jesús (Mt 17,5).
Ø La
presencia de Dios es experimentada en la renovación de la Alianza (Ex 24,1.10.15-18),
la presencia de Dios es experimentada en la Transfiguración (Mt 17,5-6 cf 2Pe
1,16-18).
La luminosidad de Jesús
transfigurado nos remite a los relatos vétero testamentarios donde la Gloria de
Dios se manifiesta a través de luminosidad (Sal 57,6.12; Eclo 42,16); el rostro
de Jesús brilla como el sol (Eclo 17,31); sus vestidos blancos como la luz (Sal
104,2); la nube luminosa (Job 37,15), pero con una diferencia significativa con
el texto de Éxodo: en el relato del Nuevo Testamento, la luminosidad proviene
de dentro de Jesús y en el relato del Antiguo Testamento del exterior de
Moisés.
En la cristofanía,
aparecen Moisés, el mediador de la Alianza (Ex 24) y Elías, el primero de los
profetas (1Re 17).
La nueve acompaña las
Teofanías (Ex 13,21; 16,10; 20,12; 34,5; 40,34; 1Re 8,10-11; Ez 10,3) desde
donde se escucha la voz de Dios (Dt 5,22; Sal 99,7). En el relato de la
Transfiguración es la voz del Padre que da testimonio del Hijo (Is 42,1; Sal
2,7; Dt 18,15), Jesús es el último de los profetas que se manifiesta bajo la
figura del Siervo de Yavé.
El comentario de Pedro
nos remite a una situación gozosa que podría hacer haciendo alusión a la Fiesta
de las Enramadas.
2.
El
texto en nuestro contexto:
Más allá del relato
teológico que nos prepara, con el relato de la Transfiguración, al
Acontecimiento Pascual ¿qué sucedió esa noche entre Jesús y los tres apóstoles
que ellos comprendieron su misión y lograron identificarlo con el Mesías? Ya no
había dudas en ellos. La certeza de estar en presencia del Mesías se había
instalado en ellos.
La conversación entre
Jesús y ellos, los silencios, las miradas, las emociones … todo se resume en la
certeza de estar con el Mesías. A partir del compartir con Jesús, la comunidad
apostólica construyó un relato teológico
para dar sentido a los que iba sucediendo, primero con Jesús, luego con ellos,
finalmente con sus comunidades. Progresivamente se fue construyendo la figura del
Cristo dogmático quedando disminuida y casi invisibilizada la figura humana de
Jesús de Nazaret, ese hombre que logró convencer a Pedro, Santiago y Juan que
él era el Mesías. Enfrentamos el desafío de realizar el camino inverso, partir
del Cristo de la fe deconstruyendo su figura hasta identificar al hombre Jesús.
Solamente desde este camino de revisión podremos liberar ese encuentro, Maestro
– discípulos cuya consecuencia es la certeza que Jesús es el Mesías.
¿Qué sabemos del Jesús
histórico? ¿cómo era esa persona fascinante que logró convencer a sus
discípulos que era el Mesías? ¿cuántos años tenía? ¿cuál era su estatura? ¿y el
color de su piel? ¿y de sus ojos? ¿cómo se ganaba la vida? ¿cómo adquirió esa
experiencia cotidiana de la vida de los pobres, de los trabajadores? ¿qué cosas
impactó en la vida de sus seguidores? ¿de qué hablaba con ellos en los momentos
de intimidad, de confianza, en esas noches de encuentro y diálogo? Sin llegar a
recuperar la figura histórica del judío Jesús de Nazaret no podremos hacer
nuestra experiencia de fe, seremos simples repetidores de la fe de otros, de la
construcción teológica que hicieron otros, creeremos en alguien a quien no
conocemos.
El relato de la
Transfiguración nos invita a las comunidades discipulares de hoy a reencontrarnos
con Jesús para, desde nuestra experiencia de discipulado, redescubrir al Mesías
para testimoniarlo a las mujeres y los hombres de nuestro tiempo; un Mesías
encarnado en nuestro contexto, partícipe de las tristezas y las alegrías de la
humanidad actual, entendedor de las problemáticas de las mujeres y los hombres
de nuestro tiempo.
Con este desafío,
iniciamos una nueva semana: abrirnos a la experiencia del encuentro con Jesús,
a descubrir su humanidad, a entender su forma de creer en Dios, a imitarlo en
nuestros entornos. Este recorrido en la fe, no es otra cosa que subir al monte
con Jesús, dejar que se nos revele, escucharlo … y así renovar nuestra
experiencia de fe.
Buena semana para todos
y todas +Julio.
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