5º Domingo después de Pentecostés - Dos confesiones de fe: Pedro y María
5º Domingo después de
Pentecostés:
Lucas 9,18-24
Dos
confesiones de fe: Pedro y María
1. El texto en su contexto:
El evangelista Lucas nos
presenta un diálogo entre Jesús y sus discípulos. Uno de los tantos diálogos
que el Maestro mantuvo con la comunidad apostólica.
Jesús les pregunta sobre lo
que habían escuchado decir a la gente sobre él, quién era Jesús para la gente
(versículo 18).
Algunos discípulos comienzan
a decir lo que habían escuchado opinar a las personas que estaban en su
entorno, a quienes curaba, a quienes enseñaba. Unos decían que era Juan el
Bautista que había resucitado de entre los muertos, otros decían que era el
profeta Elías que se había ido en un carro de fuego y aún le esperaban,
finalmente, otros decían que un antiguo profeta había resucitado (versículo
19).
Jesús avanza un poco más en
el diálogo y les pregunta directamente a ellos, qué opinaban sobre él, quién
era él para la comunidad apostólica (versículo 20 a). Sin lugar a dudas, Jesús
quería saber cuál era la expectativa mesiánica de sus discípulos y discípulas.
En aquella época había tres tendencias, el Mesías vendría de la casta sacerdotal
y purificaría el Templo y el culto, el Mesías era un guerrero que les libraría
de la opresión romana y restablecería el reinado de David mediante un
descendiente, el Mesías vendría de la tradición profética, dando cumplimiento a
la promesa de Moisés y restablecería al pueblo de Dios. ¿En cuál de estas
tendencias se alineaba la comunidad apostólica? ¿qué habían entendido de lo que
Jesús les transmitió con sus palabras y sus acciones?
Pedro, asume la palabra en
nombre de la comunidad apostólica y lo reconoce como el Mesías de Dios
(versículo 20 b). Ciertamente una confesión ambigua porque cualquiera de las
tres tendencias creía que el Mesías era enviado por Dios. Sin embargo, si
hacemos una lectura crítica de los evangelios, encontramos algunos sucesos interesantes
que nos dan pistas sobre en cuál de las tendencias se consolidaba la
expectativa mesiánica de los apóstoles; Santiago y Juan se disputaban el poder
sobre quién se sentaría a la derecha e izquierda de Jesús cuando restableciera
el Reino de Dios, Pedro andaba armado y en el monte de los Olivos atacó a uno
de los que aprendió a Jesús. Por lo tanto, podríamos presumir que la
expectativa mesiánica de los apóstoles era la del guerrero que libraría a
Israel del poder romano y restablecería el reinado de David.
Por eso, las palabras de
Jesús a continuación de este diálogo, anunciando la persecución y la muerte
(versículos 21-27). El discipulado no se transita hacia el poder sino hacia la
Pascua.
2. El texto en nuestro contexto:
Este diálogo entre Jesús y
la comunidad apostólica es plenamente vigente en nuestros tiempos. ¿Quién es
Jesús para nosotros y nosotras, las comunidades discipulares del siglo XXI?
Tendremos respuestas muy
diversas, igual que le sucedió a la gente de su tiempo; unas personas dirán que
es Dios, otras el Sagrado Corazón, otras Cristo Rey, otras el Señor de la
Misericordia, otras un revolucionario, otras un hombre sabio y podríamos seguir
agregando respuestas.
Nosotros y nosotras, quienes
formamos parte de la Iglesia Antigua – Diversidad Cristiana, hacemos nuestras
la confesión de fe de María Magdalena, fuera del sepulcro vacío: “Maestro”.
Jesús es nuestro Maestro, quien nos enseña el camino del discipulado, quien nos
conduce al Padre.
En María Magdalena
encontramos el modelo de creyente, quien le siguió desde Galilea a Jerusalén;
quien le creyó sinceramente y estuvo junto a él cuando todos, incluidos los
apóstoles le traicionaron, abandonaron y negaron; quien dio testimonio de él
cuando todos tenían miedo y estaban escondidos.
Buena semana para todos y
todas +Julio.
Comentarios
Publicar un comentario