La esperanza con solidaridad y compromiso
La esperanza con solidaridad y compromiso
Adviento 2011
Durante siglos, el cristianismo contribuyó a adormecer a las personas, sus reivindicaciones, sus expectativas, sus utopías. Con la promesa de un reino de justicia en los cielos, se dio respuesta a las injusticias que vivieron y viven millones de seres humanos en la tierra.
Desde esta postura, únicamente nos fuimos alejando cada vez más del Evangelio de Jesucristo, una buena noticia de liberación que comienza aquí y ahora (Lucas 4,14-21)
Esta visión heterónoma sustentó el sostenimiento de injusticia, insolidaridad y deshumanización, menoscabando la dignidad de la vida humana con la promesa de otro mundo después de la muerte. Mientras tanto, millones murieron y mueren sumergidos en el dolor, la desesperación, la exclusión, la pobreza, el hambre, sin mencionar a otros tantos millones de muertos en vida: estigmatizados, discriminados, excluidos, vulnerados en sus derechos y su dignidad.
Las palabras de Jesús (Lucas 11,42-52) recobra toda su vigencia frente a esta realidad que el cristianismo contribuyó a desarrollar.
No hay esperanza cristiana sin compromiso y solidaridad.
El ejemplo de Jesucristo nos urge a generar un movimiento comprometido y solidario con las mujeres y los hombres de cada época (Lucas 5,12-16. 17-25; 7,11-15; 8,40-56; 9,37-43; 13,10,17; 17,11-19; 18,35-43). Vivir un cristianismo cómodo, moralista y piadoso únicamente nos hace cómplices de quienes dominan este mundo y rechazan el mensaje de Jesucristo (Lucas 20,9-19). Un mensaje que es esencialmente liberador y restaurador de la dignidad humana y sus derechos:
“Vayan a contarle a Juan lo que han visto y oído: los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos son purificados, los sordos oyen, los muertos resucitan, se anuncia la Buena Noticia a los pobres” (Lucas 7,22)
Nosotras y nosotros, las discípulas y los discípulos de Jesús que integramos la Iglesia Antigua de Uruguay – Diversidad Cristiana, renovamos nuestro compromiso con aquellas personas cuyos derechos y dignidad son vulnerados.
En este adviento, redoblamos nuestro esfuerzo para contribuir a otro mundo y otra iglesia posible, a través de los ministerios hacia:
- las personas GLTBI
- las personas que viven con VIH SIDA
- las mujeres en situación de violencia doméstica
Uruguay, 2011.
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