13 Domingo después de Pentecostés - El Tiempo de la Iglesia: Una Iglesia escandalosa para una feligresía marginal.





13 Domingo después de Pentecostés – El Tiempo de la Iglesia
Lc 12,49-52



1.    El texto en su contexto

Jesús es causa de división (versículo 49). Algunos biblistas consideran que hacía referencia al juicio de Dios, cuando buenos y malos sean separados (cf Mt 7,19; Mc 9,48; Lc 3,16-17). Otros biblistas consideran que se refiere a Pentecostés y la llegada del Espíritu Santo (cf Lc 3,16; Hch 2,3).

La actividad profética de Jesús, sus palabras y sus acciones lo hacían una persona peligrosa para el sistema, un sistema político y económico sometido al imperio de turno. Él tenía plena conciencia de que su vida corría peligro y que si se mantenía en esa posición radical terminaría siendo otra víctima del sistema (versículo 50). Unos evangelistas hablan de suerte, otros de bautismo, otros de prueba, otros de trago amargo (cf Mc 10,38; Lc 12,50; Jn 8,11). En todos los casos hay una clara referencia al sufrimiento, al castigo (Mt 26,39 cf Is 51,17; Ez 23,31-34; Heb 5,7-8).

El discipulado es causa de división (versículos  51-53). Divisiones que se instalarán al interior de las familias, de las comunidades, de la sociedad. Quien sigue el ejemplo del Maestro asume denunciar la injusticia y anunciar otro mundo posible.


2.    El texto en nuestro contexto

Al igual que en tiempos de Jesús, el sistema religioso se encuentra dividido. En aquellos días, unos sectores del judaísmo radical conservador trataban de sofocar todo intento renovador que tuviera como centro al ser humano. Para ellos la Ley estaba por encima de todo. En nuestros días, unos sectores del cristianismo radical conservador tratan de sofocar todo intento renovador al interior de las Iglesias. La biblia y la tradición están por encima de los derechos y la dignidad humana.

La Iglesia Antigua – Diversidad Cristiana entendemos que no es así. La biblia es un libro sagrado que narra la experiencia de fe de un pueblo en determinado contexto. De ninguna manera puede ser entendida y aplicada literalmente, siguiendo el ejemplo profético de Jesús. La tradición igualmente responde a experiencias de fe en determinado contexto, de algunas comunidades cristianas. Ella sólo puede mantenerse en la medida que tienda al crecimiento y desarrollo del ser humano, en el marco de los derechos y la dignidad que cada persona tiene.

Sabemos que estas afirmaciones nos dividen. Levantan un muro casi imposible de traspasar, sin embargo, asumimos ese riesgo conscientes de que estamos siguiendo los pasos del Maestro.

Con toda firmeza sostenemos que la interpretación literal de la Biblia y la defensa incuestionable de la Tradición, no son los caminos mostrados por Jesús a la comunidad apostólica. Si una de ambas, o ambas, vulneran la dignidad y los derechos de las personas, necesariamente deben de ser releídas y reinterpretadas. El Espíritu Santo sigue actuando hoy como ayer. El contenido de la Biblia y la Tradición siguen siendo el depósito de nuestra fe; sin embargo, el envoltorio, el envase en que es presentado el contenido es epocal, puede y debe cambiarse para que el mensaje llegue y sea comprensible a la mujer y al hombre de hoy.

Queremos y nos esforzamos por ser fieles a la fe recibida de la comunidad apostólica, a través de los escritos del Nuevo Testamento, aunque eso nos convierta en una Iglesia “escandalosa”. Muchas personas hoy, necesitan el mensaje auténtico de Jesucristo. Muchas personas hoy, están marginadas por el cristianismo. A esas personas les decimos: Jesús es más que las Iglesias. Jesús es más que la Biblia. Jesús es más que la Tradición.

Como Iglesia, nos comprometemos en una revisión de nuestra enseñanza a la luz del mensaje y la persona de Jesucristo, el Maestro y el Señor.

Buena semana para todos y todas + Julio.


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