1º de Mayo - Día de los trabajadores y las trabajadoras



Mensaje Pastoral sobre el Día de los Trabajadores y de las Trabajadoras


Trabajadoras y trabajadores tengan mucha paz.

Ciertamente en nuestro país, se han producido logros sustanciales en materia de derecho laboral, en la última década; tal vez los dos más significativos han sido el restablecimiento de los Consejos de Salarios y la Ley de Responsabilidad Penal Empresarial. En los últimos años el índice de desempleo ha bajado a niveles históricos, ubicándose, en la actualidad, en el 6,7%.

Sin embargo, aún queda mucho por hacer en materia de justicia y equidad. No se ha logrado erradicar el trabajo infantil ni regular el trabajo de adolescentes. La oportunidad de acceso al mercado laboral y los salarios, en el caso de las mujeres, continúa siendo una situación de inequidad. La brecha entre los salarios más altos y los más bajos es injusta. La precariedad laboral sigue siendo una constante. El salario mínimo nacional, si bien se ha recuperado, no alcanza a cubrir las necesidades básicas de un grupo familiar. El acceso a fuentes de trabajo dignas de personas mayores de 45 años, una vez que han perdido su fuente laboral, se torna dificultosa y en algunos casos imposibles. Los programas de empleo protegido, generados desde las políticas sociales, cuentan con bajos salarios, tanto para los personas que se benefician, como para los equipos técnicos educativos que los acompañan, además de generar inestabilidad laboral para éstos últimos, ya que se les exige exclusividad, pero algunos de ellos, tienen una duración de ocho meses al año, quedando los meses restantes desempleados.

Las Iglesias, no podemos mantener un silencio cómplice. Debemos reconocer los logros y alentar a que se sigan generando oportunidades para las personas que están vulneradas en sus derechos y su dignidad, pero también debemos denunciar aquello que es un impedimento para alcanzar derechos y dignidad.

En este 1º de mayo, como cristianas y cristianos nos solidarizamos con quienes están sin trabajo, con quienes tienen empleos precarios, con quienes tienen salarios indignos, con quienes están buscando trabajo, con quienes están buscando superar sus condiciones de empleo, con quienes no tienen tiempo para desarrollar sus vidas porque la jornada laboral es extensa.


Oramos y trabajamos, para que todas las personas tengan un empleo digno y un salario digno. +Julio, obispo de la Iglesia Antigua de Uruguay – Diversidad Cristiana.

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