Catequesis sobre Adviento
1.
Introducción.
La próxima semana inicia el tiempo de Adviento.
Con inmensa alegría, ponemos esta catequesis sobre Adviento a
disposición de todas y todos, con la finalidad de tener una mejor comprensión
del período litúrgico que iniciará.
Confiamos que contribuya a profundizar nuestra experiencia de fe en Jesús,
el Maestro y el Señor, que viene ya pero todavía no.
2.
Significado.
Adviento es un término de
origen latino (adventus) que
significa venida o llegada del Señor ([1]) pero con matices de
presencia (parusía) y manifestación (epifanía).
En otras religiones, adviento designaba la
venida periódica de la divinidad al recinto sagrado del templo, es decir que se
conmemoraba su retorno. En el imperio romano, significaba la entrada triunfal
del emperador. En el cristianismo hace referencia a la segunda venida de Jesús,
en gloria y definitivamente (parusía),
al final de los tiempos.
Con el tiempo de adviento inicia el año
litúrgico cristiano. En la tradición occidental tiene una duración entre 22 y
28 días, de los que forman parte, los cuatro domingos más cercanos a la Navidad
(25 de diciembre). En la tradición oriental tiene una duración de 40 días,
finalizando en la Epifanía (6 de enero).
Se caracteriza por ser un tiempo de oración y
reflexión, esperanza y vigilia.
Con particularidades litúrgicas propias,
prácticamente todas las Iglesias cristianas históricas celebran este tiempo: la Iglesia
Católica
Apostólica Romana, la Iglesia
Anglicana,
la Iglesia Católica
Apostólica Ortodoxa,
las Iglesias Protestantes (luterana, presbiterana, metodista, moraviana, etc.), la Iglesia
Ortodoxa Copta, la Iglesia Católica Antigua, entre otras.
Nuestra Iglesia, que se sitúa en la línea de
las iglesias cristianas históricas, también celebra este tiempo, caracterizado
por la alegre esperanza en la venida del Señor.
Si bien este tiempo precede a la Navidad,
tiene por finalidad prepararnos a la segunda y definitiva venida del Señor.
3. Historia
El surgimiento de este tiempo litúrgico se
remontaría a finales del siglo IV y principios del siglo V, en Galia e
Hispania, como un tiempo de preparación y prácticas ascéticas previas a la
celebración de la Navidad. Se extendía por tres semanas, relacionadas a las
tres venidas del Señor: la primera en su revelación a la conciencia, la segunda
en su manifestación mediante la ley y la tercera cuando vino por la gracia ([2]). En ese tiempo, las
catecúmenas y los catecúmenos se preparaban al bautismo que se administraba en
la festividad de Epifanía.
Durante el siglo V, el adviento es asociado a
la preparación para la Navidad a través
de acciones de solidaridad, por ejemplo amor al prójimo, expresado en el
servicio a las personas peregrinas, las viudas y las personas pobres:
“En la preparación para la Navidad del Señor,
purifiquemos nuestra conciencia de toda mancha, llenemos sus tesoros con la
abundancia de diversos dones, para que sea santo y glorioso el día en el que
los peregrinos sean acogidos, las viudas sean alimentadas y los pobres sean
vestidos …” Sermón de Máximo de Turín ([3]).
Los sermones de León Mago ([4]) el gran teólogo de la
Navidad no hace ninguna referencia al Adviento. Recién en el siglo VI, se puede
identificar en las liturgias de la Iglesia de Roma, un período de preparación,
pero a diferencia de la Iglesia de Galia, carecía de elementos ascéticos tales
como ayuno y tenía su centro en la alegre espera de la celebración de la
Navidad, como anticipo de la segunda venida del Señor, al final de los tiempos.
Una hipótesis que se maneja, es que el papa Siricio ([5]) pudo instaurar este
tiempo litúrgico en la Iglesia de Roma.
4. Personajes Bíblicos.
Las lecturas bíblicas que se nos propone en
la liturgia de adviento, en su mayoría son tomadas de los libros proféticos que
hacen referencia a la llegada del Mesías.
Además de los profetas Isaías y Jeremías, se
destacan otros personas bíblicos como:
-
Juan,
el bautista, precursor que prepara la llegada del Mesías. Es un personaje
destacado a partir del segundo domingo de adviento, tanto en las liturgias:
católicas, anglicana y protestante.
-
María
y José de Nazaret, madre y padre del Mesías. Son personajes centrales en el
cuarto domingo de adviento, tanto en las liturgias: católicas, anglicana y
protestante.
5. Teología del Adviento.
El tiempo de Adviento nos conduce a la
certeza de la venida del Mesías en la carne. No es la misma espera que se vivía
en el Antiguo Testamento ([6]), puesto que la promesa
fue cumplida en la plenitud de los tiempos ([7]).Por lo tanto, este tiempo
es la preparación al nacimiento del mesías, no en el tiempo histórico, sino en
el misterio de la experiencia de fe.
Estimula a renovar la espera de la última
venida en gloria, en que serán cumplidas la totalidad de las promesas
mesiánicas ([8]).
Donde la Iglesia como Esposa, se prepara para el encuentro con el Amado ([9]).
A lo largo de las celebraciones se hace
memoria de los padres y las madres en la fe, de los patriarcas y profetas; se
recuerda a los pobres del YHWH que esperan al Mesías. La espera de la Iglesia
actual se asemeja a la espera de la Iglesia antigua, clamando “ven Señor Jesús”
(Apocalipsis 22,20).
6. Conclusión.
La Iglesia es la comunidad de la espera
alegre y gozosa. Para fortalecer esta actitud, cada día de adviento, iremos
compartiendo escritos de espiritualidad cristiana a través del blog, de manera
que lleguen a todos y todas.
Confío que estas líneas ayuden a una mejor
comprensión del tiempo litúrgico que iniciamos.
Montevideo, 25 de noviembre de 2013.
+ Julio, obispo de Iglesia Antigua - Diversidad Cristiana
[1]
Según el Sacramentarium Geslasinum (se trata de un antiguo libro atribuido al
papa Gelasio I, del que se cuenta con un manuscrito que data del siglo VIII,
que habría sido transcripto cerca de Paris en el siglo VII, pero el núcleo
central romano original se remontaría al siglo VI, y contiene la primera
celebración Ecuarística organizada en
todo el año litúrgico).
[2]
Patrología Latina142: 1086-1087
[3]
Patrología Latina 57:224.234
[4]
León I, apodado el Grande o Magno, fue el papa 45 durante el período 440 – 461.
Durante su gobierno convocó el concilio de Calcedonia (año 451 dC) que proclamó la humanidad y divinidad de
Jesús: “consubstancial al Padre por su divinidad y consubstancial a nosotros
por su humanidad”.
[5]
Papa 38º, que presidió la Iglesia de Roma durante los años 384 - 399
[6] Deuteronomio 18,18-19; 2 Samuel 7,13; Isaías
7,14; 9,1-2.6-7; 11,1; 35,5-6; 42,1-3; 61,1-2; Daniel 7,13-14; Zacarías 9,9-11;
Ageo 2,6-7; Malaquías 3,1
[7] Gálatas 4,4
[8] 1 Tesalonisenses 4,16; 2 Tesalonisenses 1,7;
Apocalipsis 1,7
[9]
Apocalipsis 19,6-10
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