Jesús denuncia públicamente la hipocresía de los líderes religiosos

Reflexión semanal
Domingo 31º del Tiempo de la Iglesia


“[1].Entonces Jesús habló tanto para el pueblo como para sus discípulos:

[2].*Los maestros de la Ley y los fariseos han ocupado el puesto que dejó Moisés. [3].Hagan y cumplan todo lo que ellos dicen, pero no los imiten, porque ellos enseñan y no practican. [4].Preparan pesadas cargas, muy difíciles de llevar, y las echan sobre las espaldas de la gente, pero ellos ni siquiera levantan un dedo para moverlas. [5].Todo lo hacen para ser vistos por los hombres. Miren esas largas citas de la Ley que llevan en la frente, y los largos flecos de su manto. [6].Les gusta ocupar los primeros lugares en los banquetes y los asientos reservados en las sinagogas. [7].Les agrada que los saluden en las plazas y que la gente los llame Maestro.

[8].Lo que es ustedes, no se dejen llamar Maestro, porque no tienen más que un Maestro, y todos ustedes son hermanos. [9].No llamen Padre a nadie en la tierra, porque ustedes tienen un solo Padre, el que está en el Cielo. [10].Tampoco se dejen ustedes llamar Guía, porque ustedes no tienen más Guía que Cristo.

[11].El más grande entre ustedes se hará el servidor de todos. [12].Porque el que se pone por encima, será humillado, y el que se rebaja, será puesto en alto.” (Mateo 23,1-12 versión Biblia Latinoamericana).


1.    El contexto de este pasaje evangélico.

El relato del evangelio, es una denuncia pública a la clase dirigente de la religión de Israel.

Probablemente, este relato se escribió después de que las comunidades cristianas fueran expulsadas del judaísmo.

Es el fin de la polémica entre la comunidad cristiana, representada por Jesús y el judaísmo, representado por los maestros de la Ley y los fariseos y pone en evidencia la hipocresía de los líderes religiosos.

2.    El texto de Mateo 23,1-12.

En diferentes escritos rabínicos se presenta a Moisés sentado en una cátedra para enseñar al pueblo (Dt 4,2; 32,46). El evangelista, en otros pasajes presenta también a Jesús, sentado enseñando (Mt 13,2). Ambos relatos, el de Moisés y el de Jesús, representan la autoridad del Maestro para enseñar.

En Dt 4,2 se prohíbe añadir o suprimir a la Ley. Sin embargo, a lo largo de los siglos, la Ley se transformó en una carga pesada por las observancias que se fueron añadiendo. El evangelista, en otro pasaje presenta a Jesús como el Maestro que libera de las ataduras de las observancias de la Ley (Mt 11,29-30).
Los versículos 2 al 7 presentan la denuncia pública contra los líderes religiosos. A partir del versículo 8 el evangelista se dirige específicamente a la comunidad cristiana.

Al parecer, en las comunidades cristianas surgieron muy pronto las ambiciones (Sant 3,1) por eso, el evangelista insiste en la horizontalidad frente a los títulos acostumbrados. “Maestro”, en el judaísmo es Dios (Is. 48,17) y para las comunidades cristianas, Jesús, en cuanto su enviado – ungido (Mt 8,19; Jn 13,14). “Padre” en este relato no se refiere a la paternidad física sino a un título de honor y este; si bien en el judaísmo se utilizaba junto a otras designaciones (Ex 4,22; Sal 103,13; Jer 31,9; Os 11,1), en la comunidad cristiana está reservado a Dios, Abbá (Mc 14,36 cf Rom 8,15; Gal 4,6-7, también 2Cor 1,3; Sant 1,17; Ef 1,17).

La propuesta del evangelista es totalmente inversa (versículo 11), quien desempeñe el liderazgo en la comunidad cristiana tiene que servir (Mt. 20,26-27)

3.    El escándalo de la hipocresía.

El mensaje evangélico, hoy se dirige especialmente a quienes desarrollamos el liderazgo, en la comunidad eclesial que enfrentamos algunas tentaciones que nos transforman en hipócritas:

-       asumir los valores del mundo que son contrarios a los valores del Evangelio;

-       preocuparnos por la ortodoxia descuidando la ortopraxis;

-       centrarnos en los ritos cúlticos dejando de lado la solidaridad y la justicia;

-       poner énfasis en las doctrinas postergando el contenido del Evangelio de Jesucristo, que es buena noticia para todas las personas, de todos los tiempos y en todos los lugares;

-       fascinarnos con los títulos, los símbolos y los honores que acarrean olvidando el servicio que es el centro del mensaje cristiano.

El mensaje evangélico es claro y radical. Las personas que desempeñamos el liderazgo dentro de la comunidad cristiana –la Iglesia- tenemos que seguir el mensaje y los hechos de Jesús por encima de toda doctrina, tradición o norma eclesiástica. Nada ni nadie está por encima del Evangelio de Jesucristo.

Debiéramos preguntarnos ¿en nuestras agendas pastorales qué está primero, revisar y adecuar nuestras prácticas pastorales o nuestro sistema doctrinal para responder a los desafíos de nuestro tiempo?

Si la respuesta es revisar el sistema doctrinal, no entendimos el mensaje de Jesús y estamos lejos de portar buenas noticias (= evangelio) de liberación para la humanidad.

Nuestra prioridad, como comunidad cristiana, está puesta en revisar y adecuar nuestra práctica pastoral (= ortopraxis)  ajustándola al Evangelio, puesto que la Iglesia de Jesucristo, presente en todas las denominaciones cristianas, se define, no por el conjunto de doctrinas ajustadas al Evangelio (cf. Mt 23,3-4) sino por el conjunto de sus prácticas ajustadas al Evangelio (cf. Mt 25,34-45).

Buena semana para todas y todos.
Obispo Julio. 

Comentarios

  1. Es triste que vivamos en la mentira, y mas triste es cuando utilizamos en una religión, como cobarde nos mascaramos...

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