Mensaje Pastoral en el Mes de la Diversidad.

Mensaje Pastoral en el Mes de la Diversidad - Setiembre 2011
 
 
Tengan mucha paz.

Finalizando el mes de la Diversidad, no podemos quedarnos en silencio, mientras un colectivo de nuestra sociedad uruguaya, está luchando para obtener los mismos derechos que el resto de la ciudadanía.



1-    Mensaje a las personas GLTB:

A las personas gays, lesbianas, trans y bisexuales, les reafirmamos nuestro pedido de perdón, por el daño causado por algunos sectores fundamentalistas y homofóbicos del cristianismo. Esas conductas no se ajustan al Evangelio anunciado por Jesucristo, que es un mensaje liberador e inclusivo.

Alentamos el esfuerzo que hacen los colectivos GLTB para reivindicar sus derechos y su dignidad. Sin embargo, aún queda mucho por hacer para alcanzar la igualdad, respecto al resto de la sociedad, en materia de derechos; por ejemplo: las personas trans, que están en situación de pobreza extrema, desconocen que pueden cambiar sus nombres para que se ajusten a su género, una realidad que constatamos en la práctica pastoral; igualmente, las personas GLTB aún no logran acceder al matrimonio igualitario y se ponen trabas a la adopción.

Desde nuestra Iglesia, a ejemplo de la Iglesia de la antigüedad, ofrecemos lo único que tenemos (cf. Hechos 3:4)

Por tal motivo, les acompañaremos en la Marcha de la Diversidad, porque tenemos el convencimiento, que quienes siguen a Jesús en el discipulado, son llamados y llamadas a actuar desde la solidaridad y para la justicia: 

“Les aseguro que todo lo que hicieron por ellos, por mí mismo lo hicieron” (Mateo 25,40).



2-    Mensaje a las Iglesias:

A las comunidades cristianas (congregaciones, denominaciones, iglesias), les instamos a realizar una lectura e interpretación de la Biblia, contextualizada y honesta. No está bien manipular los textos bíblicos para fundamentar posturas homofóbicas, que generan discriminación y exclusión en las personas gays, lesbianas, trans y bisexuales. El mensaje de Jesús es claro y contundente:

Jesús comenzó a hablarles otra vez por medio de parábolas. Les dijo: “Sucede con el reino de los cielos como con un rey que hizo un banquete para la boda de su hijo. Mandó a sus criados que fueran a llamar a los invitados, pero estos no quisieron asistir. Volvió a mandar otros criados, encargándoles: ‘Digan a los invitados que ya tengo preparada la comida. Mandé matar mis reses y animales engordados, y todo está listo; que vengan al banquete.’ Pero los invitados no hicieron caso. Uno de ellos se fue a sus terrenos, otro se fue a sus negocios, y los otros agarraron a los criados del rey y los maltrataron hasta matarlos. Entonces el rey se enojó mucho, y ordenó a sus soldados que mataran a aquellos asesinos y quemaran su pueblo. Luego dijo a sus criados: ‘El banquete está listo, pero aquellos invitados no merecían venir. Vayan, pues, ustedes a las calles principales, e inviten al banquete a todos los que encuentren.’ Los criados salieron a las calles y reunieron a todos los que encontraron, malos y buenos; y así la sala se llenó de gente” ( Mt 22,1-10)


Igualmente claro y contundente es el mensaje de las primeras comunidades cristianas:

Había en la ciudad de Cesarea un hombre que se llamaba Cornelio, capitán del batallón llamado el Italiano. Era un hombre piadoso que, junto con toda su familia, adoraba a Dios. También daba mucho dinero para ayudar a los judíos, y oraba siempre a Dios. Un día, a eso de las tres de la tarde, tuvo una visión: Vio claramente a un ángel de Dios que entraba donde él estaba y le decía: “¡Cornelio!” Cornelio se quedó mirando al ángel, y con mucho miedo le preguntó: “¿Qué se te ofrece, señor?” El ángel le dijo: “Dios tiene presentes tus oraciones y lo que has hecho para ayudar a los necesitados. Manda a alguien a la ciudad de Jope para que haga venir a un hombre llamado Simón, que también es conocido como Pedro. Está alojado en casa de otro Simón, un curtidor que vive junto al mar.” Cuando se fue el ángel que le había hablado, Cornelio llamó a dos de sus sirvientes y a un soldado que era muy religioso y de su confianza, y después de contárselo todo, los envió a Jope. Al día siguiente, a eso del mediodía, mientras iban de camino cerca de Jope, Pedro subió a orar a la azotea de la casa. Tenía hambre y quería comer, pero mientras le estaban preparando la comida, tuvo una visión: vio que el cielo se abría y que descendía a la tierra algo parecido a una gran sábana, bajada por las cuatro puntas. En la sábana había toda clase de cuadrúpedos, y también reptiles y aves. Y oyó una voz, que le dijo: “Levántate, Pedro; mata y come.” Pedro contestó: “No, Señor; yo nunca he comido nada profano ni impuro.” La voz le habló de nuevo, y le dijo: “Lo que Dios ha purificado, no lo llames tú profano.” Esto sucedió tres veces, y luego la sábana volvió a subir al cielo. Pedro estaba preocupado pensando qué querría decir aquella visión, cuando llegaron a la puerta los hombres de Cornelio, que habían averiguado dónde estaba la casa de Simón. Al llegar, preguntaron en voz alta si allí se alojaba un tal Simón, a quien también llamaban Pedro. Y mientras Pedro todavía estaba pensando en la visión, el Espíritu Santo le dijo: “Mira, tres hombres te buscan. Levántate, baja y ve con ellos sin dudarlo, porque yo los he enviado.” Pedro bajó y dijo a los hombres: —Yo soy el que ustedes buscan; ¿a qué han venido? Ellos contestaron: —Venimos de parte del capitán Cornelio, un hombre justo, que adora a Dios y a quien todos los judíos estiman y quieren. Un ángel de Dios le dijo que lo llamara a usted, para que usted vaya a su casa y él escuche lo que tenga que decirle. Entonces Pedro los hizo entrar, y se quedaron con él aquella noche. Al día siguiente, Pedro se fue con ellos, y lo acompañaron algunos de los hermanos que vivían en Jope. Y al otro día llegaron a Cesarea, donde Cornelio los estaba esperando junto con un grupo de sus parientes y amigos íntimos, a quienes había invitado. Cuando Pedro llegó a la casa, Cornelio salió a recibirlo, y se puso de rodillas delante de él, para adorarlo.  Pero Pedro lo levantó, diciéndole: —Ponte de pie, pues yo también soy un hombre, como tú.  Mientras hablaba con él, entró y encontró a muchas personas reunidas. Pedro les dijo: —Ustedes saben que a un judío le prohíbe su religión tener tratos con extranjeros o entrar en sus casas. Pero Dios me ha enseñado que no debo llamar profano o impuro a nadie. Por eso, tan pronto como me avisaron, vine sin poner ninguna objeción. Quisiera saber, pues, por qué me han llamado. Cornelio contestó: —Hace cuatro días, como a esta misma hora, yo estaba aquí en mi casa, haciendo la oración de las tres de la tarde, cuando se me apareció un hombre vestido con ropa brillante. Me dijo: ‘Cornelio, Dios ha oído tu oración y se ha acordado de lo que has hecho para ayudar a los necesitados. Manda a alguien a la ciudad de Jope para que haga venir a Simón, que también se llama Pedro. Está alojado en casa de otro Simón, un curtidor que vive junto al mar.’ Así que envié inmediatamente a buscarte, y tú has tenido la bondad de venir. Ahora estamos todos aquí delante de Dios, y queremos escuchar todo lo que el Señor te ha mandado decirnos. Pedro entonces comenzó a hablar, y dijo: —Ahora entiendo que de veras Dios no hace diferencia entre una persona y otra” (Hch 10,1-34)


Tenemos la certeza de que Jesús, lo único que condenó fue la injusticia y soberbia de la clase política y religiosa de su tiempo:

“Jesús les preguntó: —¿Qué opinan ustedes de esto? Un hombre tenía dos hijos, y le dijo a uno de ellos: ‘Hijo, ve hoy a trabajar a mi viñedo.’ El hijo le contestó: ‘¡No quiero ir!’ Pero después cambió de parecer, y fue. Luego el padre se dirigió al otro, y le dijo lo mismo. Este contestó: ‘Sí, señor, yo iré.’ Pero no fue. ¿Cuál de los dos hizo lo que su padre quería?  —El primero —contestaron ellos.  Y Jesús les dijo: —Les aseguro que los que cobran impuestos para Roma, y las prostitutas, entrarán antes que ustedes en el reino de los cielos. Porque Juan el Bautista vino a enseñarles el camino de la justicia, y ustedes no le creyeron; en cambio, esos cobradores de impuestos y esas prostitutas sí le creyeron. Pero ustedes, aunque vieron todo esto, no cambiaron de actitud para creerle” (Mt 21,28-32).


En esta misma línea, está el pasaje siguiente:

“Escuchen otra parábola: El dueño de una finca plantó un viñedo y le puso un cerco; preparó un lugar donde hacer el vino y levantó una torre para vigilarlo todo. Luego alquiló el terreno a unos labradores y se fue de viaje. Cuando llegó el tiempo de la cosecha, mandó unos criados a pedir a los labradores la parte que le correspondía. Pero los labradores echaron mano a los criados: golpearon a uno, mataron a otro y apedrearon a otro. El dueño volvió a mandar más criados que al principio; pero los labradores los trataron a todos de la misma manera. “Por fin mandó a su propio hijo, pensando: ‘Sin duda, respetarán a mi hijo.’ Pero cuando vieron al hijo, los labradores se dijeron unos a otros: ‘Este es el que ha de recibir la herencia; matémoslo y nos quedaremos con su propiedad.’ Así que lo agarraron, lo sacaron del viñedo y lo mataron. “Y ahora, cuando venga el dueño del viñedo, ¿qué creen ustedes que hará con esos labradores?” Le contestaron: —Matará sin compasión a esos malvados, y alquilará el viñedo a otros labradores que le entreguen a su debido tiempo la parte de la cosecha que le corresponde. Jesús entonces les dijo: —¿Nunca han leído ustedes las Escrituras? Dicen: ‘La piedra que los constructores despreciaron se ha convertido en la piedra principal. Esto lo hizo el Señor,y estamos maravillados.’ Por eso les digo que a ustedes se les quitará el reino, y que se le dará a un pueblo que produzca la debida cosecha. En cuanto a la piedra, cualquiera que caiga sobre ella quedará hecho pedazos; y si la piedra cae sobre alguien, lo hará polvo. Los jefes de los sacerdotes y los fariseos, al oir las parábolas que Jesús contaba, se dieron cuenta de que hablaba de ellos. 46Quisieron entonces arrestarlo, pero tenían miedo, porque la gente creía que Jesús era un profeta” (Mt 21,33-46)


Y sobre el juicio a otras personas, encontramos:

“No juzguen a otros, y Dios no los juzgará a ustedes. No condenen  a otros, y Dios no los condenará a ustedes. Perdonen, y Dios los perdonará. Den a otros, y Dios les dará a ustedes. Les dará en su bolsa una medida buena, apretada, sacudida y repleta. Con la misma medida con que ustedes den a otros, Dios les devolverá a ustedes.” Jesús les puso esta comparación: “¿Acaso puede un ciego servir de  guía a otro ciego? ¿No caerán los dos en algún hoyo? Ningún discípulo es más que su maestro:  cuando termine sus estudios llegará a ser como su maestro. ¿Por qué te pones a mirar la astilla que tiene tu hermano en el ojo, y no te fijas en el tronco que tienes en el tuyo? Y si no te das cuenta del tronco que tienes en tu propio ojo, ¿cómo te atreves a decir a tu hermano: ‘Hermano, déjame sacarte la astilla que  tienes en el ojo’? ¡Hipócrita!, saca primero el tronco de tu propio ojo, y así podrás ver bien para sacar la astilla que tiene tu hermano en el suyo.” (Lc 6,37-42).



3-    Lineamientos pastorales:

Cuando en 2010, diseñamos el Plan Pastoral para las personas GLTB, lo hicimos partiendo de algunas certezas:

-       Que su orientación sexual, es parte constitutiva de su ser y por lo tanto no contradice el plan divino: “Dios vio que todo lo que había hecho estaba muy bien” ( Gn 1,31)

-       Que la situación de discriminación y exclusión a que se somete a las personas GLTB es una violación a los derechos humanos y a su dignidad, en cuanto portadoras de la imagen y semejanza divina (cf Gn 1,27) y por lo tanto, esa situación es un pecado gravísimo.

La práctica pastoral, a lo largo de este año, nos permitió constatar realidades que combinadas, son peores que las anteriores, generando mucha mayor exclusión:

-       Las personas GLTB en situación de pobreza y pobreza extrema, no accede a la información vinculada a su colectivo y en muchísimas situaciones, no acceden a los programas de inclusión social para toda la población.

-       Si bien, en algunos lugares están incluidas a la comunidad local, en otros, son objeto de ataques homofóbicos, amenazas, burlas y humillaciones.

-       Las personas trans, se ven violentadas a la hora de ingresar a los programas de inclusión social, porque se toma como identificación su cédula de identidad y no el nombre adoptado por ellas;

-       igualmente, a la hora de buscar trabajo, deben adoptar formas de presentación acordes con su documento de identidad y no con su género, de lo contrario las empleadoras no las aceptan.

Por lo tanto, asumimos el desafío de contribuir a la solución de estos problemas, a través de una pastoral GLTB comprometida desde la radicalidad evangélica, con los derechos humanos y la dignidad humana.

Uruguay, 29 de setiembre de 2011
Obispo Julio.

Comentarios

  1. La importancia de la crítica a la cristología de san Pablo, radica en que nos aporta los elementos de juicio necesarios para darnos cuenta __de la omisión capital que cometió Pablo en sus epístolas al mutilar la naturaleza humana de Cristo. Desechando la prueba viviente en Cristo hombre de que es posible alcanzar la trascendencia humana practicando las virtudes opuestas a nuestros defectos hasta adquirir el perfil de humanidad perfecta, patente en Cristo (cero defectos). Doctrina sustentada por filósofos y místicos __y de la urgente necesidad de formular un cristianismo laico enmarcado en la doctrina y la teoría de la trascendencia humana, a fin de afrontar con éxito los retos y amenazas del Islam, el judaísmo, las corrientes de la nueva Era y la modernidad. http://es.scribd.com/doc/73578720/CRITICA-A-LA-CRISTOLOGIA-DE-SAN-PABLO

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares