Consagración de los Santos Óleos

Mensaje en la Celebración de Consagración de los Santos Óleos

Is.  61,1-3.6-9.
Ap. 1,5-8
Lc. 4,16-21

Las lecturas de esta celebración se centran en el tema de la Misión.

La profecía de Isaías (61,13.6-9) que se cumple en Jesús, según el Evangelio de Lucas (4,16-21), es el itinerario de la acción misionera de Jesús y por lo tanto de la Iglesia, el conjunto de personas que decidimos seguir a Jesús.

Un itinerario marcado por el envío, tanto en Isaías como en Lucas, a las personas vulneradas en sus derechos y su dignidad: empobrecidas, privadas de libertad, entristecidas.

Envío que es portador de una buena noticia: Dios restablece la justicia poniéndose de lado de quienes el poder (político, económico, social, religioso, cultural, etc) discriminó, expulsó, victimizó, silenció, invisibilizó. El Evangelio de Jesucristo, es el anuncio de que otro mundo es posible, donde las relaciones entre las personas sean justicias, solidarias y equitativas, donde todas las personas sean incluidas.

Jesús, es el Testigo fiel de que Dios hace justicia.

La Iglesia, en cuanto seguidora de Jesús, es enviada a restablecer los derechos y la dignidad de las personas. No existe la posibilidad de ser una institución cúltica si antes no se asume un compromiso radical con las mujeres violentadas y los hombres violentados de este mundo.

La Iglesia está llamada a ser Testigo fiel del Evangelio de Jesucristo en medio de la sociedad y la cultura; de la buena noticia de que Dios no está de parte del poder sino de las víctimas, no importa su edad, sexo, orientación sexual, religión, etnia, situación económica … Dios, en Jesucristo, estableció un pacto para siempre con estas personas.

En la celebración de hoy, consagraremos los Santos Óleos que serán utilizados en la Misión de la Iglesia, para significar con ellos:

-       el ingreso al Pueblo de Dios cada vez que una persona es bautizada, un pueblo Testigo en medio del mundo,

-       el pacto de Dios con las personas que sufren, un pueblo consolado y sanado, cada vez que una persona es ungida, para ser un pueblo consolador y sanador para el mundo;

-       el envío al mundo de testigos, para hablar de parte de Dios, cada vez que en la Iglesia, se consagra a una persona.

Estos Santos Óleos, serán utilizados a lo largo del año, como signos del pacto eterno que Dios hizo con la Humanidad, de su predilección por aquella parte de la humanidad que sufre por cualquier causa, de su amor gratuito y consolador comunicado a través de Jesús, el rostro Humano de Dios.

Que así sea.
Julio, obispo.

Comentarios

  1. ¡Gracias Obispo Julio por ayudarnos a recordar que los que hemos sufrido discriminación por parte de la sociedad y de la Iglesia institucional tenemos la responsabilidad de formar una Iglesia diferente donde asumamos con valentía la misión liberadora, sanadora y restauradora de Jesús! Bendiciones.

    Miguel Ángel

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  2. Estimado Miguel Angel, paz. No tienes que agradecerme por cumplir con mi misión. Es la responsabilidad que asumí en la ceremonia de mi ordenación episcopal, cuando el obispo Juan Carlos me preguntó "¿Proclamarás e interpretarás valerosamente el Evangelio de Jesús, iluminando las mentes y despertando las conciencias de tu pueblo?" y respondí que lo haría con la ayuda de Dios y de la Iglesia. Tan solo necesito que ustedes, mis hermanos y hermanas, me sostengan con la oración para continuar con mi tarea. Un abrazo. + Julio

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