Cuaresma, tiempo de reafirmar la solidaridad


Mensaje pastoral para el tiempo litúrgico que iniciamos.
Cuaresma: tiempo de reafirmar la solidaridad.

La cuaresma es un tiempo especial. Es el tiempo de preparación al acontecimiento pascual. El centro de la experiencia de fe y vida de la comunidad cristiana.

Para este tiempo de preparación, quiero proponerles un texto del profeta Isaías (58,1-12).

“El Señor me dijo: “Grita fuertemente, sin miedo, alza la voz como una trompeta; reprende a mi pueblo por sus culpas, al pueblo de Jacob por sus pecados. Diariamente me buscan y están felices de conocer mis caminos, como si fueran un pueblo que hace el bien y que no descuida mis leyes; me piden leyes justas y se muestran felices de acercarse a mí, y, sin embargo, dicen: ‘¿Para qué ayunar, si Dios no lo ve? ¿Para qué sacrificarnos, si él no se da cuenta?’ El día de ayuno lo dedican ustedes a hacer negocios y a explotar a sus trabajadores; el día de ayuno lo pasan en disputas y peleas y dando golpes criminales con los puños. Un día de ayuno así, no puede lograr que yo escuche sus oraciones. ¿Creen que el ayuno que me agrada consiste en afligirse, en agachar la cabeza como un junco y en acostarse con ásperas ropas sobre la ceniza? ¿Eso es lo que ustedes llaman ‘ayuno’, y ‘día agradable al Señor’? Pues no lo es.

El ayuno que a mí me agrada consiste en esto: en que rompas las cadenas de la injusticia y desates los nudos que aprietan el yugo; en que dejes libres a los oprimidos y acabes, en fin, con toda tiranía; en que compartas tu pan con el hambriento y recibas en tu casa al pobre sin techo; en que vistas al que no tiene ropa y no dejes de socorrer a tus semejantes. Entonces brillará tu luz como el amanecer y tus heridas sanarán muy pronto. Tu rectitud irá delante de ti y mi gloria te seguirá. Entonces, si me llamas, yo te responderé; si gritas pidiendo ayuda, yo te diré: ‘Aquí estoy.’ Si haces desaparecer toda opresión, si no insultas a otros ni les levantas calumnias, si te das a ti mismo en servicio del hambriento, si ayudas al afligido en su necesidad, tu luz brillará en la oscuridad, tus sombras se convertirán en luz de mediodía. Yo te guiaré continuamente, te daré comida abundante en el desierto, daré fuerza a tu cuerpo y serás como un jardín bien regado, como un manantial al que no le falta el agua. Tu pueblo reconstruirá las viejas ruinas y afianzará los cimientos puestos hace siglos. Llamarán a tu pueblo ‘reparador de muros caídos’, ‘reconstructor de casa en ruinas’.”

Toda la corriente profética de Israel apunta a un cambio profundo en la forma de dar culto a Dios. Mientras que desde el Templo y las autoridades religiosas se ponía el énfasis en oraciones y ayunos, en observancias y rituales; los profetas de Israel hacían un llamado a la solidaridad; una invitación a cambiar radicalmente la forma de relacionarse entre las personas.

Las comunidades cristianas, estamos enfrentadas a ese mismo desafío. La vida entera de Jesús, narrada en los Evangelios, nos enseña el camino de la solidaridad, como forma de restablecer la comunión con Dios y la comunión entre las personas.

A la Pascua se llega a través de la solidaridad. El Reino se construye desde la solidaridad. Les invito en este tiempo de cuaresma a reafirmar la solidaridad, como distintivo de nuestra Iglesia en Uruguay.

+ Julio, obispo.

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